miércoles, 22 de octubre de 2014

El peso de los recuerdos arrumbados



El peso de los recuerdos arrumbados

Tengo una caja gigante de cartón arrinconada en un cuarto. Me estorba mucho, sin embargo tiene ahí mas de tres años. Ayer decidí moverla y ¡apenas pude!  Esta llena de cosas, pero como no había quien me ayudara entre empujón y jalón... la pude sacar de la habitación. Su destino era arriba, en el cuarto de servicio.


Después de media hora de lucha llegue a la escalera, ahí si se torno imposible la misión, ¡pesaba horrores! Entonces se me ocurrió sacarle cosas. Saque varios paquetes muy bien encintados, pero, ni así perdía peso la caja. De repente en el fondo encontré una bolsa blanca de plástico y al abrirla me di cuenta que eran piedras... ¡Piedras! ¿por qué había guardado esa bolsa de piedras? La saque y la caja perdió la mitad de su peso, pero seguía siendo imposible moverla fácilmente, vuelvo a ver el fondo y encuentro otra bolsa verde, bien cerrada con mas piedras. ¡piedras mas grandes! ¿Cómo fue que empaquete piedras inservibles durante 3 años y sin saberlo?


Así son los rencores y los malos recuerdos, son piedras que no nos dejan avanzar y solo están ocupando espacio en nuestras vidas. Nos  hacen difícil el camino, no podemos caminar de tanto peso muerto que cargamos, de repente sacamos un poco, pero a veces es tanto que seguimos sin poder movernos. Tire todas las piedras a la basura y con una mano avente la caja ligera hacia arriba….

Autora: Vilma Aída

viernes, 17 de octubre de 2014

Prevenir el divorcio



Prevenir el divorcio

Durante el mes de julio del presente año, el New York Times publicó, en su sección de opinión, un artículo que llamó nuestra atención. El nombre rápidamente nos sedujo; “Our love affair with predicting divorce”. El artículo está claramente bien escrito y siendo de gran interés para nosotros - y para nuestros clientes - todo aquello que esté relacionado con las parejas, hemos decidido hacer un extracto muy corto del mismo. Esto con la intención de compartirlo con ustedes, y también para participarles de algunas de las preguntas y reflexiones que surgieron a partir de este.

El artículo comienza relatando experimentos que hablan sobre las características de las parejas a partir de las cuales se predice la duración – o separación – de los matrimonios. ¿Cuáles son estas características? ¿Acaso hay un “7 hábitos para las parejas altamente efectivas”? 



En la primera de las investigaciones, los especialistas Melissa Dahl y Abraham Riesman, escriben como parte de sus conclusiones; “las parejas quienes cuentan sus historias de una manera más introvertida o negativa fueron más propensos a separarse en los siguientes tres años. En contraparte, las parejas quienes fueron más expresivas y positivas al momento de contar su historia siguieron adelante”. Los investigadores mencionan que al analizar la manera en que las parejas hablan de sí mismas, es posible predecir algunos patrones de comportamiento.

En otra investigación realizada por Gottman, quien es especialista en la investigación de relaciones de largo plazo, se habla de tres características esenciales en las parejas a quienes él llama “the masters”. Las cuales explicaremos a continuación.

La primera es cómo la pareja responde a las iniciativas de conexión que “lanza” la contraparte. Gottman les llama “pájaros”, los cuales son una solicitud de atención. Aquellas personas quienes escuchan el cantar del pajarito lanzado de su pareja, tienen una mayor probabilidad de tener una relación más duradera y feliz. Son miradas, preguntas simples, mensajitos de teléfono, en fin, peticiones de atención.

La segunda característica importante se reduce a una sola palabra: la amabilidad. La manera en que el autor lo explica es la siguiente; “hay dos maneras de pensar la amabilidad. Puedes pensar la amabilidad como una característica dada, la tienes o no. Pero también se puede pensar en la amabilidad como un músculo. En algunas personas ese músculo es “naturalmente” más fuerte que en otras, pero, como cualquier músculo, puede ejercitarse para que gane fuerza. Los masters tienden a pensar en la amabilidad como un músculo. Saben que es necesario ejercitarlo para mantenerlo en forma. En otras palabras, ellos saben que cualquier relación sana y positiva, requiere trabajo constante.”  Como última característica está la cantidad de interacciones positivas que tiene la pareja. Es decir, por cada desacuerdo hay cinco momentos – este es el número que dicta Gottman, pero nosotros creemos que es mayor - de conexión genuina en la pareja. De alguna manera, estos “masters” mantienen la balanza inclinada hacia el lado positivo. 



Gottman ha sido criticado por otros especialistas, ya que a estos les parece burdo reducir la predictibilidad de las relaciones en un conjunto de características conductuales. Nosotros – así como el autor de este artículo – no creemos en las soluciones simples, pero nunca está de más seguir la prescripción de Gottman:

Voltee a ver a su pareja, diga cosas amables, celebren las dificultades que han trascendido juntos y canten con el pajarito. 

Estas recomendaciones no son complejas, ni son afectadas por cosas fuera de su control. Quizá el secreto al matrimonio feliz siga siendo un misterio, pero es muy positiva la idea de que el amor puede ser basado en el ser amable unos con los otros. 

Como psicoterapeutas, observamos que las tres características mencionadas tienen como fundamento un solo factor. Son parejas que cuidan y procuran la CONEXIÓN:

Tú y yo estamos juntos en algo que nos pertenece sólo a ti y a mí, y que es verdaderamente IMPORTANTE. Somos cómplices ante la vida, cualquiera que sea el rostro que nos presente. Quienes están seguros de eso, sobreviven a las adversidades, incluidos la bancarrota, infidelidad, enfermedad o vejez.

lunes, 6 de octubre de 2014

Viaje Reunidos - Un retiro personal para dos



Viaje Reunidos – Un retiro personal para dos

Normalmente cuando buscamos momentos de introspección acudimos a esos nichos personales donde sentimos tranquilidad lo cual genera una sensación de lentitud, ideal para poder esparcir nuestra mente, emociones y experiencias inconclusas dándoles un lugar para ser examinadas. Sin embargo ¿Qué pasa cuando dos individuos buscan un espacio íntimo compartido?


El seguimiento personal se elabora con sus propias características e incluso antes de abordar el tema de la pareja, comúnmente se ha de haber pasado por momentos introspectivos personales. En el caso personal, el silenció o la quietud son primordiales, el sentirse seguros y cómodos. A diferencia de la pareja, donde se busca una armonía y equilibrio para que ambas partes se sientan respetadas y atendidas lo cual promueve una disposición de escucha e intercambio. 

El encontrar este espacio es un reto que cada pareja enfrenta, la recamara es un terreno minado entre detalles y recuerdos, además de si ¿realmente querer mezclarlos?, para algunos temas será el caso. Sin embargo lo que nunca dará este, será la novedad. Si lo que se quiere es una toma de decisión o examinar donde se encuentran y a donde van, se necesita un lugar no polarizado por la misma pareja. Lo que se puede encontrar en un parque, un café, o si se busca un mayor efecto puede ser un viaje. 


Los viajes nos llevan a lugares nunca antes vistos despegándonos de la rutina y posicionarnos en el presente. Eliminando esas distracciones con las que minamos el trabajo, la casa o los lugares a que acudir en nuestra zona de confort. Un ideal espacio para compartir entre dos personas, construyendo un nido temporal para esa situación en específico.   

En Empareja les ofrecemos el Viaje Reunidos, en Punta de Mita. Elaborado con todos los elementos para que este espacio sea posible, además, si se desea en atender la pareja con orientación psicológica especializada en parejas. Un escenario natural al lado de la playa, con un hotel de cinco estrellas para que se desconecten de la rutina y energicen la pareja desde la intimidad.

Tel. (33) 31210687
Correo: info@centroempareja.com

viernes, 29 de agosto de 2014

El Locker



El Locker

Aunque me considero una persona con un grado de inteligencia aceptable, hay cosas que me cuesta entender y utilizo ejemplos de mi vida diaria para tratar de visualizarlos, así me paso con el tema del subconsciente . Me ha costado mucho entender porque nos afecta tanto eso que tenemos “guardado” en nuestra mente, en nuestro ser. Y el otro día platicando con el conserje de mi edificio entendí muchas cosas.





Explico. Cada departamento tiene un tipo locker en el estacionamiento para guardar cosas que no se usen mucho. El mío esta lleno de cosas que, creo que desde que empecé a vivir aquí. Hace mas de 20 años están guardadas y  durante 20 años he acumulado cosas que ya no necesito pero ahí están y desconozco la razón. No puedo utilizar ese locker porque está lleno de cosas inservibles, basura, polvo y creo que hasta arañas y cucarachas.

Tres años atrás, con el afán de que me lo limpiara otra persona, lo ofrecí para que lo usara el edificio para guardar sus cosas. Claro que prefirieron usar otro espacio, porque hay demasiados triques. Y ahí volvió  a quedar el locker.

Hace dos semanas el conserje me comento que iba a pintar las puertas del locker y que si yo quería limpiarlo el me podía ayudar, o sea, hacerlo entre los dos. Y ahí fue donde entendí el asunto; el subconsciente se llena de cosas  durante toda nuestra vida y cuando nos damos cuenta esperamos que otros nos arreglen el locker, pero los demás al ver como esta, mejor se alejan, porque al final el locker es nuestro. ¿qué les interesa a los demás limpiar un locker ajeno si además tienen su propio locker?




Entonces nos quedamos ahí solos ante ese montón de cosas sin saber que hacer ni por donde empezar y solo acumulando polvo y a veces mucha culpa, dolor y ansiedad. Gracias a Dios siempre hay ayuda para todo. Y ahí es donde entran los terapeutas y psicólogos. Ellos son los “conserjes” que nos ayudan poco a poco a limpiar nuestro locker y aunque hay que sufrir con el polvo, a veces cucarachas, ratas y objetos gigantes que no podemos solos, ellos nos ayudan a sacarlos de ahí. Una vez limpio podemos guardar cosas otra vez, pero ahora con mas orden y sabiendo perfectamente que es lo que hay, tirando lo que no sirve y de vez en cuando darle una sacudida para que no nos vuelva a pasar.

El locker del estacionamiento ya tiene fecha de limpieza, mi subconsciente tiene rato que se esta limpiando, pero al igual que mi locker, tiene muchas cosas que hay que sacar y muchas alimañas con las que tengo que lidiar. Solo hay que tener valor y constancia.

Autora: Vilma Aída

jueves, 31 de julio de 2014

Las nueve



Las nueve.  


Cortesía de www.publicdomainpictures.net
Estoy sentada frente a la mesa. Las manecillas rojas se detienen sobre la hora exacta. El tic tac del segundero llena la cocina, se mete por entre las cacerolas,  dando vueltas sobre los focos prendidos de la sala, sube hasta el cuarto de Andrea, recorre los pies de su cama y escurridizo, se cuela entre nuestro edredón y las sábanas. Se detiene. Todo se detiene. Es entonces cuando escucho el vibrador del teléfono que se encuentra sobre la mesa. Tu nombre aparece con esa foto de Facebook de hace tantos años. Siempre me ha gustado esa foto, ¿nunca te lo he dicho? Recorro con el pulgar la pantalla y arrastro hacia la derecha. Me acerco el auricular a los oídos. 

-       “¿Bueno? “

Escucho mi voz sin ánimos, cansada, pesada, densa. Tu voz retumba en mis oídos como lo ha estado haciendo en los últimos meses. La llamada a las nueve de la noche. Repites lo que sé que dirás; la junta, la oficina, el jefe, la entrega de final de mes, la ineptitud de Antonio, tu deber, tu obligación, tu cansancio, tus ganas de vernos. 

-       “¿Y Andrea? Pásamela, quiero decirle buenas noches, ¿ya cenó?, ¿ya se puso la pijama?, ¿ya se va a dormir?” 

Respondo cualquier cosa a  tus preguntas que me saben huecas e inútiles. Subo las escaleras observando la punta de mis zapatos de tacón. Le paso el teléfono a Andrea. Se despide de ti con ese tono tan lindo que tiene cuando ya se acerca la hora de meterse a la cama. Te manda un beso de buenas noches.  Siento mis ojos humedecerse al tiempo que me doy la media vuelta con el teléfono en la mano. Camino hacia la cocina, evito ver el reflejo de las ventanas de la sala. Tú me llenas de preguntas que ya no quiero responder. Quiero que cuelgues. Quiero volver al silencio, al tic tac del reloj de manecillas rojas. 

-       “Haz lo que quieras” 

Puedo casi observar tu rostro molesto, contraído por el enojo. Aquí viene tu acusación de mi falta de comprensión. Casi gritas que todo lo estás haciendo por nosotros, “¿por qué no ves todo mi esfuerzo?” Vuelves a preguntar cómo lo has estado haciendo en lo últimos meses. Pasas mucho tiempo en la oficina. Demasiado. No te lo digo. No te he dicho tantas cosas. 

-       “Como sea. Te dejo algo de cenar en el refri. Cuando llegues no se te olvide apagar la luz de las escaleras.” 

Cuelgas sin despedirte. Se vuelve a escuchar de nuevo el tic tac del segundero y la vocecita de Andrea hablando con sus muñecos de peluche. A ellos les da el beso de buenas noches. Observo los platos sobre la mesa; la vajilla blanca, las copas de vino vacías, las dos únicas velas que adornan mi triste y fallida cena romántica.

-       “¡Andrea vete lavando los dientes, ahí voy!” 

Autora: Lic. María Alejandra Hidalgo Tenorio